sábado, 22 de febrero de 2014

el gelvez, los árboles nos invitan

Ya había ido sola a remar por el arroyo Gelvez, pero hoy fuí con una amiga y bajamos. Creo que nunca conté que una de mis carencias en el remo es el amarre: cuando voy sola no logro amarrar, por lo tanto me pierdo caminatas por las islas, si bien paro a comer en el bote, no puedo conocer más. No recorrimos demasiado ya que a pesar del repelente, los mosquitos se avalanzaron sin piedad. Aquí algunas de las fotos que saqué, más el mapa del recorrido.  Fuera de la locura de los grandes ríos en un fin de semana, donde las lanchas tanto colectivas como particulares, burlan a los remeros con sus olas, el Gelvez es simplemente una invitación de los árboles para compartir un rato con ellos.

interesante ramificación en medio del tronco, vimos que es el mismo árbol, raro...
pequeñas bahías entre los árboles, ahí también podría estacionar el bote para comer cuando no bajo...
flor del banano
papiro
este sin hojas y con flores rojas, supongo que es un arbusto no un árbol, y detrás los papiros.

se va anunciando el otoño, una de las estaciones más bellas por la variedad de colores

miércoles, 5 de febrero de 2014

nuestro primer campamento

En la escuela no hicimos campamento, en mi caso no me dejaron ir, en el caso de J no sé, pero lo que si sabemos es que decidimos hacer la prueba del camping después de tantos años, y pensando que nunca lo lograríamos. La verdad es que comenzamos con un camping que yo había visto en las últimas vacaciones de fin de año, frente a la iglesia de Lourdes en  La Arcadia, en Sierra de la Ventana. Un lugar limpio, con lindos baños, proveduría, y si te ubicabas en un lugar adecuado, wifi. No fué nuestro caso , es el precio del aislamiento, cuanto más lejos de la proveduría y los baños, menor señal, aunque a veces logramos conectarnos. La primera vez que armamos una carpa y dormimos en bolsa, no es poco. El primer logro y muy fácil fué la carpa, ya que siendo una de las más económicas tipo igloo, se arma sin dificultad alguna. Recordé paso a paso las instrucciones que me dió una compañera de remo en el bote, y fué un exito. Si bien no llovió, una noche hubo un viento terrible y se la bancó lo más bien. Lo de dormir en bolsa, aún llevando el aislante para el piso, no fué demasiado cómodo y hubo que dormir con buzos o frazada, en pleno febrero, ya que de noche refresca bastante, y no compramos bolsas de las más caras, considerando que no haríamos muchos campamentos, y menos en invierno. De todos modos, uno se duerme bien, y lo que más me gustó fué escuchar las ranas a la noche, y a la mañana super temprano, los pájaros alrededor de la carpa.. En Sierra hay gran variedad de aves, las qué más se ven en la zona de La Arcadia son los pájaros carpinteros y los teros, por supuesto no faltan las cotorras como en todas partes, los chimangos buscando su alimento durante todo el día y aún en la noche, las lechuzas, tijeretas, y muchísmos desconocidos para mí. La gente del camping fué educada, no hubo ruidos molestos y la verdad estuvo bien. El auto me resultó imprescindible, ya que dadas las dimensiones de la carpa, era como nuestro segundo hogar, ahí guardábamos todo, y lo íbamos sacando a medida que lo necesitábamos, digo, cosas como toallas, jabón , plato para comer... todo todo. Por lo demás no tuvimos una super producción de camping como algunos otros, como se puede ver, nuestra mesa y sillas fueron de lo más precarios, pero anduvo todo bien. Como siempre, la vuelta es lo más feo, y estando aca en el centro de Buenos Aires, se extraña todos los días aquel lugar, el lugar en el mundo.
el hombre tortuga
la mesa y sillas para el desayuno