domingo, 12 de noviembre de 2023

el duelo de la libertad

 Hacía tiempo que no entraba a escribir al blog, y me gustó el título de esta entrada, recordé, salvando las distancias del mal uso que se le está dando a la palbra "libertad" en este momento en el país , el motivo del título. Estaba por jubilarme en la escuela. Y tenía una sensación de que a pesar del maltrato de las autoridades, del ninguneo, del desprecio por el trabajo y el estudio de las personas, en fin, de las ganas de salir de ahi de una vez por todas, iba a extrañar todo eso, digo, algo asi, sin saber demasiado del tema, que le dicen síndrome de Estocolmo, no?. 

Mis años en la escuela, tuvieron algunas luces de gratitud, pocas, importantes en mi vida personal, no en la profesional. Alli conocí a un gran amigo, alli conocí a J que me acompaña en la vida desde hace ya  16 años, cosa impensada para una persona descomunalmente desorganizada y renegada de las relaciones como era yo, o como sigo siendo, más allá de los cachetazos de la vida por llevarte a buen puerto, jaja. El amor todo lo puede, simplemente de eso se trata. 

Por lo demás, mi vida como docente alli, no fue muy larga, ya que no puedo decir que los compañeros docentes fueron maravillosos, que cuando mi jefa de física se jubiló quede a merced de las y los pobres ridículos que piensan que un cargo docentes los hace dueños del mundo, y allí me fueron desplazando,humillando, a pesar de tener tantos años de estudio y capacidad real , vas quedando relegada por los idiotas, por autoridades y colegas, donde todos tienen miedo a sacar la cara por alguien, donde los unicos que sacaron la cara por mi, fueron E y J, los de fierro, que ya mencioné antes, y me llevaron al departamento de computación, a "rehacer" mi vida, por asi decirlo, como se dicen en estos casos, reconvertirme a programadora, con toda la carga de insatisfacción, de llanto, y de malestar, que gracias al rápido paso del tiempo y a las tareas demandantes y la necesidad de incorporar nuevos conocimientos, pasaron pronto, hasta que nuestro jefe de taller partió sumido en el estress y la lucha inutil contra la idiotez, que antes mencioné, hacia otros universos, y nos dejó en manos de más ridículos enemigos, asi que lo inofensivo que puede parecer trabajar en una escuela, ya sea como docente, o como programadora en el laboratorio, puede convertirse en un infierno. 

Asi que la pandemia puso la frutilla sobre el postre, y las tareas pasaron a ser sumamente humillantes, como quedarme de pie en la puerta de un aula mirando a los chicos que recibían clases de otra profe, que no me daba ningun lugar, ni siquiera una silla, o escanear documentación que hacia poco tiempo estaba totalmente sistematizada por nosotros, en un sistema destruido y reemplazado , donde nuevamente se hacían las estadísticas a mano. Humillante si, desde todo punto de vista, deseando dejar esa prisión pero resistiendo, para poder jubilarme lo antes posible. Lo logre, y como decía al principio, temiendo extrañar el maltrato, la discriminación por no se qué pudo ser, y el desprecio. 

Por eso, cuando vi que solo estaba el título, el duelo de la libertad, pensé, si, es un duelo, hoy, que ya pasó mas de un año, sigue siendo, es un estigma, un tema dificil sentir que no soy las jubiladas de la tele, que están hechas mierda y van a hacer la cola al banco, o las del aquagym, y tener que decir, soy jubilada, conseguirme clases en la facu para elevar mi autoestima, sentir que hay gente que puede tratarme bien , seguir haciendo deporte, nadando a diario, andando en bici, sintiendo todo lo contrario a lo que esa fatídica palabra representa, y tener que cargar con ella de todos modos. Se hace duro, pero es un lindo duelo sin embargo, pensando que me liberé de todo aquello que me hacia sentir un bicho, ya en los últimos tiempos, sin exagerar, algo asi como el hombre, o en mi caso la mujer, elefante, o el jorobado, o la jorobada, de Notre Dame, si, un monstruo, que logró salir de la torre, si, que sigue luchando para permanecer en el sistema, de otro modo,pertenecer, tiene sus privilegios, y no tantos, jeje. Todo, todo es relativo.