Con esa horrible bandera roja se anuncia un remate de herramientas. Los anuncios surcaron la comarca a través de los diferentes comercios, después uno se va enterando de las situaciones. La viuda manda a remate todas las mercaderías que quedaron en la ferretería de su marido. Muchos vecinos fueron al remate, que se hizo en el mismo local, que al ser chico, dejó a la mayoría de los asistentes en la calle, incluído J.
Pensamos que podría haber cosas que nos resultarían útiles, pero no teníamos la seguridad de necesitarlas, y otras cosas, algo tan simple como una escalera, por más barata que estuviera no la íbamos a poder traer en el auto a Buenos Aires, asi que J fué como espectador, al igual que muchos otros, que salían haciendo comentarios sobre los precios, otros saludaban a la viuda, y otros compraron. Estuve un rato escuchando, después me venció el calor sofocante que hizo y me fuí a dar una vuelta mientras J seguía ahí. Nunca había estado en un remate, me resultó sumamente molesta la voz del rematador, que apuraba a los potenciales compradores a ofertar. Me recordó la voz de los relatores de carreras de caballos, no sé muy bien cómo explicarlo. Un momento triste, deshacer lo que se hizo en quién sabe cuánto tiempo y tal vez con sacrificio, venderlo todo, olvidarlo todo?, no poder hacerse cargo del negocio? necesidad del dinero? cambio de rubro? deudas? deshacerse, si fuera posible, de los recuerdos?. Quién sabe qué razones llevaron al remate, no importa, cosas que uno piensa, las herramientas de mi papá, que me animaría a decir que las amó más que a muchas personas, adonde estarán... A tomar mate y dar vuelta la página.
Y la otra cara del día es la Fiesta de los Reyes Magos, que cada año va creciendo acá en Sierra de la Ventana, y esta vez empezó un día antes. Ya comenté en otra entrada los detalles de la fiesta, los Reyes bajan del Cerro Ceferino, o Cerro del Amor, como se lo conoce acá, para finalmente llegar a caballo a la estación , detrás de la cual está montado un escenario. Después del descenso del cerro y antes de la llegada de los reyes al centro, se entretiene al público con un espectáculo fabuloso de fuegos artificiales, con el aleluya de Haendel de fondo, es muy lindo ir a las vías del tren a ver, y después caminando hasta la estación, esperamos que vengan los Reyes. Esta es la fiesta típica de la comarca, todos los pueblos tienen la suya, una semana después de la fiesta de los Reyes, se hace la fiesta provincial de la Golondrina, en Villa Ventana, y en estos días también, en Puán es la fiesta de la Cebada Cervecera. Y asi, una fiesta acá y otra allá, va funcionando el turismo en cada pueblo, que se llena de visitantes de los pueblos vecinos. Acá por ejemplo , viene gente de Bahía Blanca, de Tornquist, de Villa Ventana, de Saldungaray, nosotros de Buenos Aires, no somos tantos. Una vez que aparecen los Reyes, y entregan los regalos a los chicos, se podría decir que termina la fiesta. Nosotros, que somos bastante antisociales, damos una vuelta por el pueblo para ver que está pasando, vemos cantidades de visitantes comiendo en los pocos restaurantes de la zona, o en los puestos de la calle armados para la fiesta, compramos unos cubanitos de dulce de leche en uno de ellos, vemos los fuegos, los Reyes, y nos volvemos. También los Reyes movilizan las emociones, porque traen a la memoria los días felices en los que escribíamos o mandábamos a los grandes escribir una carta, pidiendo uno o más regalos, muchas veces guiados también por los mayores, que llevaban el pedido a su conveniencia. Yaya contaba que cuando era chica había visto a los Reyes Magos, en el espejo del ropero, con sus trajes, que llegaban, porque no dormía esa noche. Lo atribuía siempre que lo contaba, a la fantasía infantil. Pero sin embargo se había quedado convencida de que los había visto.
|
Los negocios decorados con cintas amarillas, rojas y azules |
|
el escenario en la calle Roca, detrás de la estación |