Yo tuve a mi bisabuela, de aqui en más Lala , la madre de Yaya, mi abuela paterna, hasta mis 13 años. Vivimos las 3 juntas siempre, después de la muerte de mi abuelo quedamos solas. Para ser muy sincera, no era fácil la relación de una adolescente con una mujer de cerca de 80 años, ni siquiera los llegó a cumplir. De lo que sí tengo certeza y recuerdo, es de lo mucho que me quería, y de todo el tiempo que pensaba en mi, en comprarme algún regalo, en tejerme ropa o algún bolso, en hacer una comida rica.
No sé como es el mecanismo de nuestro cerebro, que de golpe nos hace recordar cosas que teníamos guardadas durante años y años. Lo cierto es que el otro día estaba en la cocina haciendo algo de comer, y empiezo a tararear en mi pensamiento, y a tratar de recordar, la letra de una canción que ella cantaba. Lala había nacido en Castilla la Vieja, y si bien tenía la escuela primaria de aldea, su castellano era perfecto y su léxico podría describirse como frondoso, por decirlo de alguna forma. Canciones como la que dejo en el blog, cantaba muchísimas, algunas de tipo religioso como esta, otras picarescas, otras muy tristes, de caballeros y damas medievales, o de chismes de pueblo, que ponían en evidencia a cualquier vecino en su mismísima ventana. En fin, se me ocurrió en algún momento que esas letras eran irrecuperables, pero aquí está, internet es muy poderosa y aqui va la canción del milagro de San Antonio con los pajaritos que se comían el sembrado en la huerta de su papá.