sábado, 12 de octubre de 2013

la hermana elena

Sábado a las 6: 30 de la mañana salimos en micro dos viajeras con destino a Gualeguaychu, Entre Ríos. Super dormidas, pero con un objetivo muy importante: visitar a la hermana Elena, nuestra profesora de lengua y literatura del colegio, directora de la primaria por algunos años, y probablemente catequista también. A veces es difícil recordar todo, aunque nos parezca que no nos olvidamos de nada, en el momento de ordenar el pasado aparecen las dudas. Pudimos ponernos al día con la charla en el viaje. En mi caso, fué la primera vez que crucé a Entre Ríos.
Pasadas las 10 de la mañana llegamos a la terminal, con un mapa que yo imprimí la noche anterior, con la certeza de que tendríamos una 6 cuadras desde la estación de micros hasta la villa Malvina de Clavarino, lugar donde se encuentra el colegio y la residencia de las monjas. Consultamos en la oficina de turismo, y estábamos equivocadas, teníamos un camino bastante largo hasta el colegio, con un clima amenazante de lluvia. Posibilidades pocas: remis, con opción a ser estafadas, como nos había advertido la hermana Elena en un mail, o un colectivo, no sé si el único de Gualeguaychú, que nos llevaría hacia el centro, más otro que estaba en prueba, o sea, no sabían si pasaba o no. El primero de los colectivos, el 2, pasaba cada media hora, la empleada de la oficina de turismo, miró el reloj y nos dijo que ya estaría por pasar, solo había que cruzar la calle para tomarlo. Nos despedimos inmediatamente, y pescamos justo el bondi en cuestión que venía, y nos dejó en el centro. Cabe destacar que a pesar de la diferencia demográfica que tenemos en BA con Gualeguaychú, los conductores son imprudentes y ansiosos igual que acá en la ciudad, asi que hay que andar con mucho cuidado. Ahi bajamos, en la calle Primera Junta , que desembocaría en la calle Lestonnac, donde se encontraba el colegio. Como no venía el otro colectivo "a prueba", decidimos pasar por una panadería a comprar unas galletitas para llevar, y comenzamos a caminar, con la idea de tomar el "3", que nunca vino, y asi llegamos caminando. Pocas cuadras antes, se largó muy fuerte la lluvia, asi que gracias a una inusual lucidez que tuve al preparar la mochila, tenía dos capas para lluvia, que nos vinieron excelente para caminar por las calles tranquilas del pueblo. Llegamos a Lestonnac, enseguida a la escuela, con la hermana Elena seguramente detrás de la puerta mirando por la ventana, que vino a nuestro encuentro enseguida. Fué una alegría muy grande el reencuentro.
el patio del jardín de infantes, bajo la lluvia
Comenzamos la recorrida por lo que llamó su casa, el colegio. Nos sorprendió, si bien era sábado, la paz del lugar, y la limpieza. Los corredores luminosos con asientos de madera, nos van llevando por los laboratorios, de física y de biología, llenos de ventanas, pasando por el comedor, el jardín de infantes, y finalmente la biblioteca, unas vitrinas enormes super pobladas de libros. 
 
Vamos viendo el colegio...con esta guía
el labo de biología
 
 Sospecho que debe ser el lugar preferido de la hermana. También vimos la iglesia, y luego una recorrida por los jardines y la vivienda propiamente dicha de las monjas, que en otros tiempos fué de Malvina de Clavarino, siendo el colegio producto de la donación de los terrenos y la casa. Bajo la lluvia, tantas flores, tantos árboles, realmente nos invitaban a quedarnos ahí, simplemente a mirarlos. La caminata fué en dos etapas, interrumpida por un buen rato de mate en la biblioteca, donde charlamos, recordamos y reflexionamos. Los jardines son increíbles , hay flores, árboles frutales y huerta. Nos sorprendió la hermana, invitándonos a almorzar con ella, ya que dábamos por terminada la visita luego del mate y la recorrida por los jardines, no solo comimos muy rico, sino que pudimos compartir otro rato de su compañía y sus relatos sobre los vecinos, los chicos del colegio, las otras monjas que son muy mayores, y los recuerdos para nosotras y nuestra historia. Salimos muy pero muy contentas de haber estado con ella, quedaron por supuesto las promesas de un nuevo encuentro, y salimos a caminar por las calles de Gualeguaychú a la hora de la siesta y bajo la lluvia.
el labo de física
 Todos los negocios estaban cerrados, hasta mas o menos las 5 de la tarde, no nos decidimos a ir a la costanera por temor a que no pasara ningún bondi por allí y no hiciéramos a tiempo a volver a la terminal a tomar el micro de vuelta, fuimos a caminar por el centro, tomamos un helado, no solamente por el helado, que estaba muy bueno, sino para sentarnos un rato a descansar, ya que nuestra actividad primordial fué la caminata. El viaje de vuelta, un poco lento, pero volvimos felices y emocionadas de haber encontrado a una hermana Elena tan vivaz, locuaz y afectuosa como la que dejamos en los años del colegio . Tengo mucho que recordar de la conversación, pero para mí lo más importante que nos dijo es que tanto amor dentro de un corazón con tanto para dar no puede terminarse con la muerte, en mi cabeza quedó resonando eso. 
la residencia de Malvina de Clavarino, hoy viven allí las monjas
nos vamos despidiendo del cole con la lluvia de gualeguaychu
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
plaza de gualeguaychú, llegando al final de nuestra caminata

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