domingo, 28 de septiembre de 2014

cortines, cerca de luján

Hacía muchísimo que no salíamos un domingo por algún pueblo. Antes salíamos más, ahora no alcanza el tiempo, llega el domingo y por más denso que sea quedarse adentro ya no hay voluntad de nada. Pensé que podríamos ir a Carlos Keen, un lugar, como todos los que me gustan a mi, donde no hay nada para hacer. La estación de tren  perdida, convertida en mini centro cultural,  el pequeño reducto turístico en unas 8 manzanas que constituyen el pueblo, algunos restaurantes y la feria. Por estos días nos enteramos de que Cortines quedaba muy cerca de Carlos Keen, ambos pasando Luján por muy poco, y decidimos dirigirnos a este nuevo destino, solo conocido hasta ahora durante la búsqueda de cerámicos, ya que es famosa la fábrica que allí se encuentra. 
Como me gusta hacer, manejando a la ida, y a la vuelta descanso, antes de llegar a Liniers ya se largó la lluvia, no se veía muy bueno el cielo antes de salir, pero pensé que sería otro de esos tantos días en los que igualmente uno debe ir a remar porque la lluvia amenaza pero finalmente sale el sol. Esta vez fué más vengativo el clima, y la lluvia no paraba. Pensamos en dar la vuelta, pero finalmente, habiendo pagado todos los peajes de la autopista, llegamos a Cortines, o Cortinez, como parece que era antes. 
Llevábamos preparados los sanguchitos para el picnic, asi que fueron comidos en el auto, mirando la lluvia tan mágica en los pueblos calmados no sabemos si con una infusión de vida con sus casas bajas con jardines repletos de flores y sus calles arboladas, o con esa trágica sensación de que ya no somos lo que fuimos, casi nadie viene a vernos y ni el tren se detiene a contemplarnos. 



La lluvia de a ratos paraba, fuimos a ver la iglesia, la estación, la escuela y , como decían los viejos , pará de contar, no hay mucho más para ver.Caminamos un rato, compramos mandarinas y una plantita, y enfilamos para Carlos Keen.
 
Me quedé con una linda imagen de Cortines, las casas de campo, parecidas a las de Saldungaray, algunas devenidas en restaurantes. Las calles encharcadas por la lluvia y el tiempo detenido tal vez tras alguna de estas puertas.
El viejo club social y deportivo Cortinez, en sus dos versiones, el mas antiguo con z y el más moderno, por decirlo de alguna forma, con s.



Nuevamente bajo la lluvia fuimos a ver la estación, bastante decepcionante el estado en el que se encuentra. Aparentemente funciona aunque es una parada facultativa, esto quiere decir que el tren se detiene en ella sólo si hay algún pasajero para subir o bajar del tren.
Finalmente, la escuela, que me causa una sensación parecida a las escuelas rurales o las del delta, de contención, todo lo contrario a lo que veo en las escuelas de la ciudad, que siento como una especie de cárceles o cuarteles.




Como ya conté , terminamos de ver Cortines y fuimos a Carlos Keen, no tenía sentido arrugar por la lluvia a esta altura , más o menos siempre lo mismo, no vimos demasiados cambios, la misma oferta de cosas ricas en la feria, y bueno, los truenos a la órden del día. Salimos de ahi, paramos un rato en el camino, antes de pasar por Luján, en un remate de pueblo. La verdad es que yo nunca había ido a un remate y quería ver como era, tal como en las películas, nada especial. Y al querer tomar la autopista, pasando Luján, nos perdimos y como siempre que a uno se le ocurre encender el gps para salir del problema, nos fué cada vez peor, y terminamos utilizando el sentido común para desandar el camino y volver  a comenzar. Como se puede ver en las fotos que siguen, no fué fácil porque en Luján había alguna fiesta gaucha, y el desfile de gauchos a caballo y carros obstruyó por un rato, ya retirándose todos de Luján. Pienso que con la lluvia no la deben haber pasado demasiado bien.







No hay comentarios:

Publicar un comentario