martes, 25 de junio de 2013

los antisociales

Un par de días en Sierra de la Ventana, y hay gente que conversa, naturalmente conversan, dejan las puertas abiertas, las bicicletas sin atar, un pequeño reducto de los pocos que nos van quedando a los mal llamados "antisociales". Y resulta que los antisociales conversamos!. Conversamos cuando nos tratan bien, cuando no nos agreden. Y algunos  en Sierra de la Ventana, me comentaron sus paseos a BA.
Un comerciante contó lo impresionado que quedó cuando hace poco fué a conocer BA con sus hijos, pasó por el obelisco, vió alguien que se cayó, intentó ayudar y le dijeron el clásico "no te metás", vió todo lo que a diario me impresiona, la basura, la gente viviendo tirada en las veredas, y por supuesto quedó más conmocionado que nosotros, que estamos algo asi como inmunizados. Y lo que no puede ser, que me sorprende es esa inmunidad que yo aun no logre adquirir. Después contó su paso por el tren del San Martín, pensé que si hubiese pasado por el Roca o el Sarmiento, estaría mas shockeado, y también contó del subte, impresionado porque la gente apretaba a los chicos, los ignoraba, por el maltrato, por la indiferencia.
El jefe de la estación también me contó su paso por BA, a quien dijo haberle hecho la cruz, desde hace como veinte años, cuando vino a conocer ésta gran ciudad,  y su primo lo llevo a ver la cancha de Quilmes, y en el tren vió gente que rompía y maltrataba los vagones, y cuando quiso acercarse a reprenderlos, su primo se lo impidió por el peligro que representaba estar ante las barras de hinchas viajando en tren. Me contó varias anécdotas, del maltrato que reciben algunos cuando piden información sobre horarios y demás en Constitución, en fin, sorprendido, apenado por la falta de respeto a los mayores, sensible, yo diría imposibilitado para vivir aca en esta tierra de orcos donde se agreden unos a otros sin saber por qué. Alguien también dijo, veremos más adelante, cuando no podamos vivir más acá,  para donde podemos seguir escapando. Y si... escapando de esta cárcel abierta al mundo, de ésta ciudad de todos los argentinos, como dice en el cartel al comienzo de una autopista

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