Ayer remé, demasiada gente, se volcaron a las calles en este pequeño verano del fin de semana, pero a lo grande, impresionada de ver tanta gente junta. Me senté a comer en un banco, antes de remar, ya que tenía a las 14, y remada de hora y media, y si me detengo a comer, en una remada corta, no me queda casi tiempo para remar. Acá tomé un par de fotos desde tierra, mientras comía, no demasiado originales, del Luján.
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A la vuelta de remar, ya todo estaba lleno de gente y no estaba tan agradable, fué demasiado para mi gusto. La remada fué corta, y encima el río estaba lleno de botes, lanchas, lanchas colectivas, etc, que provocaron oleaje en todo momento. Este oleaje contínuo, más la cantidad de botes que había y el río bajo, me causó problemas al doblar del Sarmiento al canal Buenos Aires, para luego salir al Gambado, a la vuelta. La ola llevó el bote hacia un costado, y quedó trabado sobre un tronco. Me costó bastante trabajo salir de encima del tronco. Una pareja que venía en otro bote trataba de darme indicaciones, lo que a veces resulta contraproducente, aunque bien intencionados. Me dijeron que lo mejor era bajarme y destrabar el bote, creo que hubiera sido más fácil, pero la verdad es que no me quería meter en el agua porque no había llevado zapatillas de repuesto ni otra ropa, solo un par de medias, asi que traté contrarremando. Pasó otro remero, y dando un empujoncito a mi bote, ayudó a que contrarremando un poco más pudiera salir. La idea es entrar por el centro en esa zona, pero a veces no se logra, porque también venía un grupo de botes cuando yo entré, y no hubiese podido pasar por el medio. Igualmente fué bastante rápido porque entregué el bote a horario, me hizo acordar a cuando vengo manejando y todo bien, y al entrar en la 9 de julio, el embotellamiento. Ayer pasó lo mismo, antes de llegar al club, hay una estación de servicio, ahí cargan combustible las lanchas colectivas, ayer ocupaban la mitad del ancho del río Tigre, con muchísima dificultad para los botes que tenían que pasar para el otro lado, asi que todas fueron demoras. En definitiva, no disfruté mucho el remo esta vez, me agota tanto movimiento de gente, se notó mucho la diferencia entre los que remamos siempre, no importa que sea invierno, y los que salen de la cucha el primer día de sol después de invernar, y se creen que tienen derecho a todo.
Aquí dos conocidas fotos del puente del Rompani, se ve el cruce con el Sarmiento, y la vista del Rompani hacia el otro lado. Muy , muy poco tiempo de sacar fotos, por la remada corta, y por la contínua atención a las olas, producto del tránsito fluvial intenso.
Cuando volví de remar, me sentía cansada, con mucho sueño, pensé que después de tanto embotellamiento y de destrabar el bote del tronco, me merecía tomar un gran helado, asi que fui hacia la heladería Delta en el paseo Victorica. En las mesitas de la calle había mucha gente comiendo hamburguesas y chatarra del bar de al lado, asi que me fuí a sentar al pasto, rodeada de familias retozando al sol y tomando mate. Todo bien, el helado bárbaro, pero pasaban autos y como la llegada de un día de calor hace confundir a todos , piensan que es verano y sobreviene una semilocura, tenía que escuchar a los wachiturros al mango, cada vez que pasaba un auto , con lo cual, decidí caminar y terminar el helado por las calles internas de Tigre, en busca del auto. Siempre me pasa lo mismo, pero cada día me siento más cansada del movimiento de las masas, jaja, se nota que estudié física (chiste que siempre me hace J)
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