jueves, 19 de enero de 2012

vegetarianismo

Mi tema con el vegetarianismo viene desde que tenía 19 años, ahi decidí hacerme vegetariana, en solidaridad con los animales. Me angustiaba mucho, y me sigue angustiando, la situación de las vacas, cerdos, corderos, pollos, y todo animal que según la Biblia está al servicio del hombre, en este caso para alimentarlo, como si no hubiera posibilidad de comer otra cosa. 
De todos modos, y no por esto defiendo la matanza de animales para comer, están los que trabajan en el matadero, y están los que hacen de la matanza de un cerdo una reunión social. Hace poco escuché que la abuela de J contaba que en una de las oportunidades en las que volvió de visita a Galicia a lo de su familia, no la dejaron ir a conocer otros lugares porque querían que estuviera presente para matar los cerdos. Ella lo contó como algo normal, y no solo eso, sintió que estaba claramente justificado no salir a otro lado si había que presenciar semejante espectáculo, y aun más confeccionar las "delicias" luego de muerto el pobre animal. Yo estoy aprendiendo a  no discutir con quienes no corresponde y digo a todo que sí, pero no entiendo cual es  el placer en ver morir un cerdo, o cualquier otro animal criado por ellos mismos, alimentado y engordado, hasta que le llega la hora, y no sentirse mal en el momento en  que está servido en la mesa, recordando los tiempos en que ellos mismos lo criaban.
Pero bueno, siguiendo con lo que estaba contando, en más de 20 años hubo algunos cambios en mi conducta vegetariana. En mis épocas de mayor fanatismo de estudio en exactas, tenía dos compañeros que también eran vegetarianos, y nos volvimos completamente obsesivos, comíamos más tofu que queso, muchos brotes y semillas, y nada de beber alcohol. Debo decir, que en ésta época, más o menos entre mis 20 y 30 años, hubo un período de anorexia en el que llegué a pesar 39kg, y entre  Yaya, Lela y mi querido homeópata , me salvaron , con ricas comidas y una dieta de cereales deliciosa, a la que le sumaba yogur y bananas, con eso subí de peso. Otra cosa que debo decir, es que nunca logré abandonar las golosinas ni las pastas, ni el queso, o sea que nunca fui vegetariana 100%. También hice un curso de cocina macrobiótica en granix, que quedaba cerca de mi casa, en Florida, y ahi me enseñaron hasta a hacer leche de soja, que es complicadísimo y nunca puse en práctica lo que aprendí. Con tantas charlas y lecturas, sumé a mi convicción contra el consumo de animales, la conveniencia de no comer grasa animal por el aumento de colesterol, no se si es del todo cierto, puede ser que comiendo menos grasa todo esté bien, pero apoyada también en eso  reafirmé mi decisión de no comer carne.
Luego de este período sobrevinieron los problemas de anemia debido a  se intensificaron las pérdidas menstruales y como cada vez todo iba peor, más allá de haber subido de peso, empecé a comer algo de pescado y algunos mariscos, y algo de pollo, en contadas ocasiones, en caso de pollo sólo la pechuga con mucho limón para no sentirle demasiado el gusto, y con cierta culpa. Lo que más me gustó fué el pescado, no me daba asco, ya que a la carne de pollo le tenía bastante rechazo, y la de vaca jamás la pude volver a comer. Duró bastante poco este tema, ya que traté siempre de no comer animales, y ahora ya sin problemas de anemia, de nuevo no como ninguno, desde hace bastante tiempo, y me siento más tranquila. Antes de la última operación en la que finalmente me sacaron el útero porque la anemia me tenía en riesgo, J me cocinó milanesas de carne, estaban maravillosas, de aspecto, con tomate y queso encima, bien disfrazadas de otra cosa , pero no las pude comer. Ya me había comprado yo en una oportunidad, estando sola todavía, unas milanesas  rebozadas en coto porque me daba mucho asco ir a la carnicería y me resultaba impensable manipular la carne, pero las tiré a la basura, no fui capaz de comerlas, tampoco toleraba en mi boca la fibra ni  el sabor de la carne, realmente me pareció asquerosa.
Lo que sí sé, es que no hacía falta comer carne para vencer la anemia, había en todo caso que vencer a mi útero, ya que a los pocos meses de la operación había subido el hematocrito, y ahora, 3 años, hasta superé el nivel de hierro esperado, y tengo el hematocrito más alto que nunca.
En la siguiente entrada contaré por qué me detuve tanto en el relato de mi vegetarianismo.

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