No sabía bien qué título ponerle a esta entrada, se me ocurrió libertad social, no tengo idea si los potenciales lectores, podrán imaginarse algo más complejo y elaborado con ese título, quizás un poco pretencioso, pero que representa la carencia más grande que siento dentro de la sociedad en la que vivo.
Muchas veces el exceso de prédica en los medios acerca de los derechos, obviamente con intención de algún rédito político, busca la aprobación de las mayorías pero se olvida de los derechos individuales de las personas. Distintos ejemplos de lo que yo considero limitación de la libertad, no puedo decir privación porque uno siempre tiene otra alternativa, pero cada vez es más difícil practicarla:
Limitación 1: la tele
Como suponen que a casi todo el mundo le gusta ver noticieros sensacionalistas, en casi todos los bares hay un televisor con alguno de esos canales con carteles rojos o banners que anuncian durante horas noticias de último momento, que son de último momento durante horas, y que en lo posible contienen muerte y catástrofe, para deleitar a los televidentes ávidos de sangre. No tengo televisor, no me interesa, en particular no me interesa la gente que pretende gobernar las ideas y movilizar a los grupos de personas como rebaños, no me interesan los noticieros, si necesito enterarme de algo, quiero poder hacerlo por mi voluntad, poner la radio o leer un diario cuando tenga ganas, pero no quiero que me impongan tener que ver algo que rechazo.
Lo mismo observé en los hospitales, en las clínicas, muchas veces hay
carencias básicas, carencias de insumos en el caso de los hospitales
públicos, carencia incluso de asientos en donde sentarse ya que cada
mañana acuden multitudes, carencia de higiene y de sanitarios, es
impresionante la suciedad que se ve en los baños, y sin embargo, hay una
inversión en televisores para la gente que está esperando. Lo que
cuento de los hospitales se aplica también al tema de los bares y
restaurantes, donde muchas veces es penoso tener que ir al baño, pero la
tele es infaltable.
Solución alternativa:
1-Retirarse a otro sitio: se pone todo cada vez más dificil porque cada vez quedan menos lugares adonde se puede estar tranquilo, sin un televisor, que se supone imprescindible en todo momento.
2-No esperar en la sala de espera de los centros de salud, donde está el televisor: puede ser muy peligroso porque se corre el riesgo de ser llamado y no escuchar, perder el turno, y quien sabe cuando habrá otro.
3-No esperar el subte en el andén, no concurrir a estaciones terminales como Retiro y Constitución ya que tienen pantallas gigantes con el noticiero, no concurrir a estaciones terminales de micros, aeropuertos, gimnasios, pizzerías, restaurantes,etc.
4-Quedarse caminando por la calle sin entrar a ningún lugar.
5-Quedarse en casa y no salir.
Limitación 2: trenes, y en menor escala otros transportes públicos, autos.
Viajar en un tren me gustó siempre, es placentero, relajado....es... una aventura que aún en horas en las que se puede viajar sentado, que son las menos, puede ser un momento o un rato largo, dependiendo de la distancia a recorrer, muy desagradable. Hay gente que escucha música sin auriculares, sin importarles los demás que viajan en el mismo vagón. Hay vendedores que suben a vender cd truchos con un grabador grande provocando una contaminación auditiva insoportable, y durante mucho tiempo ya que hacen un mix de los diferentes géneros musicales que ofrecen, por ejemplo rock de los 90, rock de los 80, rock de los 70, cumbia, melódico, puede durar tranquilamente el tiempo que tarde el tren en recorrer la distancia entre 3 o 4 estaciones. Uno supone que podrían vender lo mismo con la música a menor volúmen, pero hay que molestar. Ni hablar del desfile interminable de no sólo vendedores, que por más que resulten molestos, están trabajando, sino de mendigos y todo tipo de discapacitados que intentan provocar un golpe bajo en el pasajero habando con voces impostadas o provocando impresión por las cicatrices que exhiben como medio para conseguir limosna. También hay mujeres con chicos , que sin pedirlo los pasajeros, le plantan sobre las manos o sobre la falda un papel donde dice que necesitan dinero, o que tienen muchos hermanitos, o una estampita con la imágen conmovedora de algún santo. Los niños, los santos, el discurso gastado del "pan y la leche para mis hijos" o lo peor, mujeres sentadas en algún rincon oscuro del tren, que mandan a los chicos a pedir y esperan que les traigan el dinero. En definitiva, nadie puede viajar tranquilo porque es un taladro contínuo para la vista , los oidos, la prepotencia de dejarme algo en las manos cuando no lo solicito. Es todo muy agresivo, cada vez me cuesta más aguantar la agresividad, porque también la forma en la que piden es muchas veces agresiva.
Lo peor de todo es la utilización de los chicos, cuando en los medios todos se llenan la boca diciendo que los niños son el futuro, son prioridad, son esto o son aquello, o deberían decir, son nuestras herramientas de campañas o de rating, son lo que necesitamos para que nos den un subsidio, son la carnada que usamos para que la gente nos de dinero, son los que entregamos, los ricos y los pobres, para todo tipo de uso, son lo más importante que tenemos. Dónde está el futuro del que hablan? Dónde está el respeto, dónde los derechos?
Tampoco se salva uno si anda en auto, de tener limitaciones a su libertad, sobre todo al entrar a la 9 de julio o en otras zonas céntricas. Muchas veces la distracción en un semáforo se paga recibiendo una forzada limpieza de parabrisas, o simplemente con un tipo pidiendo dinero asomado a la ventanilla. No se puede uno distraer ni manejando, ni detenido, hay que subir los vidrios en invierno o en verano, quieras o no quieras. No puedo viajar por el centro con los vidrios bajos.
Solución alternativa:
1- No viajar en tren. Es absurdo, no sólo es un transporte económico y práctico, sino que es un derecho que tenemos todos.
2- No viajar en auto. Mejor no sacarlo a ver si no les doy la moneda y me lo rayan, o viene el piketero y me rompe los vidrios con un palo, que se yo... por las dudas...
3-Pensar en los motivos psicológicos de las madres para utilizar a sus hijos como carnadas, tal vez sus padres les pegaron cuando eran chicas, o cosas peores, debería brindárseles terapia gratuita, y acompañantes terapéuticos permanentes que cuiden la integridad de los niños.
4- Una que yo hago a veces, cuando no me olvido los auriculares, es escuchar en el tren otra música, para contrarrestar la de los vendedores de cd truchos, pero como el volúmen es tan alto, siempre termino apagando el mp3 para dar lugar a la maravillosa música que quieren venderme.
5- Los tapones para los oidos de la pileta.
Limitación 3: la calle
La falta de respeto de unos por otros me está resultando insoportable, y agotadora. Los super machos que escupen en las veredas, en los trenes, en los andenes, sin mirar si hay alguien al lado a quien pueden llegar a apuntarle, hacen pis en cualquier lado, y seguramente, hay algún policía o algún guarda rondando, y sin embargo nadie se atreve a decirles nada, por miedo. El policía tiene miedo. Todos los demás, que no somos policías tenemos miedo de que nos peguen o nos escupan encima o nos hagan algo, o simplemente que nos digan alguna grosería en el caso más leve. Todas las asquerosidades tienen impunidad. No estoy hablando de los cartoneros, es otra cosa, es otra gente. Me siento cansada de que cada uno se cague en el otro, y todo esté permitido, salvo para los que tratamos de respetar las normas de buena educación que alguna vez nos enseñaron ,tal vez con exageración. Nos sentimos los idiotas de esta película teniendo que pedir permiso y justificar todo lo que hacemos, aun habiendo trabajado para "ser libres" para comprar o no comprar cosas, para entrar o salir, para ser autónomos y no depender de nadie, para lograr eso, somos los más esclavos, y encima aguantar y aguantar, sin poder hablar.
Otra restricción a la libertad del día a día , levantando las banderas de
ciertos y sospechosos derechos , es la limitación para circular en auto o
en transporte público por las calles, permitiendo a encapuchados
armados con palos, cortar el tránsito cuando les plazca en nombre de ya
no saben qué reclamos de algún mafioso que les paga por cortar calles.
Lo más grave, a mi criterio, es un tema sobre el que ya hablé, es la impunidad con
la que esos individuos utilizan a sus hijos como escudos, y a los que aun no nacieron, para el
atropello de los demás. Luego, la falta de libertad de caminar por las veredas ya que la basura y
la inmundicia son las reinas de las calles céntricas.
Solución alternativa:
1- Ver "un día de furia" y tratar de imitar al protagonista.
2- No salir de casa.
3- Vivir en un country o algun micromundo, a consecuencia de lo cual va a ser mucho más duro el enfrentamiento con la realidad, no conviene aislarse tanto... sino ver a los políticos, las cosas que piensan que necesita la gente...
Todo éste circo funciona solamente en una sociedad hipócrita donde se puede usar un hijo para justificar cualquier cosa, donde se pueden maltratar a los viejos como si fueran basura haciéndolos padecer en los hospitales y en las clínicas durante horas esperando que los atiendan, o haciendo de pie la cola en los bancos para cobrar la jubilación, una sociedad donde todos son libres de cagarse en los otros, pero nadie es libre para elegir. Donde algunos tenemos que justificar todo lo que hacemos, pedir permiso para todo, mientras otros pueden destruir y molestar, "por defender a los trabajadores", impedir que otros lleguen a sus trabajos, "por defender el sistema de salud", impedir a quien tiene una urgencia ser atendido por un médico, "para defender la vida", impedir la libre elección de tener un hijo, mientras permiten la utilización de los niños de las formas más siniestras, "a favor de la inclusión" corromper el sistema educativo bajando la exigencia de forma tal que el esfuerzo del que estudia no se reconozca en absoluto,"en nombre de Dios", "en nombre de la patria",qué cansancio, qué cansancio, cuánto para decir, demasiado para una entrada.