viernes, 24 de febrero de 2012

ficción2. historia de mujer 2: verguenza

La que escribe. Es ahora una mujer distinta a María la de la aldea, que pensaba que no iba a seguir creciendo y lloraba desconsolada, pero sin embargo tienen algunas cosas en común: tampoco fue fácil su primer dia de mujer.

 No tuvo a su lado mujeres en edad fertil, solo estaban Yaya y Lala, abuela y bisabuela. Y su gran amiga , tía abuela y compinche, Lela, que era la hermana de Yaya, y tampoco podía aportar mucho a la información, ya que había sido educada en la misma forma, había temas de los que no se hablaba.

Lala era ultra católica, había quedado viuda a los 34 años, con dos hijas chicas, la mayor de 14, y jamás había vuelto a estar con un hombre, se había volcado de lleno a los trabajos de la Acción Católica, a las misas diarias y actividades con las otras señoras de la parroquia. Yaya y Lela crecieron en un mundo donde el cuerpo era pecado y el sexo mala palabra. Si bien Lela tenía otra libertad, que había conseguido gracias a la relación con otras tías hermanas del padre, y se animó a fumar a los 15 años, y a vivir sola con su marido después de casarse,  tampco hablaba con la que escribe de algunos temas.

En la escuela, la que escribe  era bastante retraída, y con las chicas no había hablado nunca del tema. Una vez fueron  a dar una charla de Johnson&Johnson para promocionar las toallitas, que en ese momento se llamaban modess. No se entendió bien lo  que explicaron. Una compañera dijo que ella sabía que empezaría a salir sangre de las tetas. Algo espantoso, mejor no pensarlo y dejar que el tiempo corra. Y si, había otras más al tanto del tema, no eran todas tan bobitas. Hubo un par que tuvieron el problema ya en 6to grado, eran de las más grandotas del grado.

 A la que escribe, a la que ahora le cuesta un poco recordar ese momento, "le vino" estando ya en 7mo, como a la mayoría de las chicas del curso. Fué angustiante la verguenza que sintió cuando llamó a Yaya desde el baño, y el desconocimiento, brutal . No se podía nombrar lo que había sucedido salvo diciéndole "la visita", no tenía nombre.  Nada iba a cambiar, se autoconvencía y temía al mismo tiempo por ese horrible cuerpo que se empezaba a expandir, y al que nadie le había enseñado a querer, sólo a esconder. Las modess eran caras y sobre todo modernas, Yaya decició comprar grandes cantidades de algodón. Ese día la que escribe fué al colegio con una reserva de algodón en elbolso, y papel de diario para tirar la basura. En el recreo la que escribe tuvo necesidad de ir al baño, esperó que las demás salieran del aula, fué al bolso y trató de esconder en el bolsillo del guardapolvo un pedazo de algodón y papel de diario para ir al baño. Miró a todos lados, pensó que no había nadie y que estaba a salvo, pero no, había entrado una de las más grandotas, que la miró con una sonrisita de falsa complicidad, y le dijo "Te vino..." 
 La que escribe agacho la cabeza, y mirando el suelo siguió su camino hacia el baño.

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