En estos dias realmente entendí lo que le pasaba a MT cuando murió su perro, que lo sintió tanto como si hubiese perdido a uno de sus seres más queridos. A veces a los padres, a veces a los hijos, a los hermanos, en general a los familiares , la gente los llama " seres queridos". Sin embargo, la palabra " ser" como sustantivo, no necesariamente se refiere a un ser humano, un ser es un ser vivo, con identidad , y con el significado afectivo que uno le dá, pasa a ser un ser querido.
Tuve varios seres queridos no humanos, uno de los primeros fue Minda, mi gata. En cuanto consiga un scanner y las pocas fotos que tengo con ella, la pondré en este blog. Yo viví en el barrio de Saavedra, casi desde que nací, hasta los 6 años, no recuerdo si el cumple de 6 fue el último que me festejaron en esa casa, creo que sí , fue un cumple bárbaro. Aún tengo el bonete guardado!. Un día mi papá, que para ese entonces vivía ahi con nosotros (nosotros= Yaya mi abuela, Lala mi bisabuela , el Bue mi abuelo y yo), encontró la gata en la calle, blanca y negra, flaquita, y la trajo a casa, yo la bauticé Minda, en realidad no sé qué significa, ni si significa algo. Conocí una vez un gato que se llamaba Mindo, que me encantaba, y bueno, en cuanto tuve la oportunidad de bautizar un gato, en este caso una gata, le puse su nombre. La vieja casa de Saavedra, en Superí y Correa, ahora demolida, tenía arañas y algunas ratas, pero también tenía lugar para todos, también para muchas plantas, era muy grande. En el galpón del fondo el Bue tenía un jaulón lleno de pájaros, antes habían criado gallinas, habíamos tenido un perro, en fin, de todo entraba y era bien recibido, menos lar arañas y las ratas. Minda y yo nos convertimos en amigas inseparables. Yo tenía una pequeña carretilla para jugar, y un triciclo. Metía a Minda en el carrito y lo enganchaba en el triciclo, y asi mi gata paseaba sin bajarse. Increíble. Eramos buenísimas amigas.
Cuando se decidió vender la casa, no tengo claro ni tendré ya que no hay nadie que pueda contarlo, por qué la vendieron asi tan rápido, la justificación que conozco era la ue mencioné antes, la casa vieja, de madera y chapa tenía ratas, pero también tenía un terreno fantástico, árboles y flores, muchísimas , que el Bue cuidaba con pasión y adonde yo jugaba todo el día. La justificación más probale era que como la casa y sobre todo el terreno ,que era lo más valioso, eran de Lala, les correspondía una parte a cada una de sus dos hijas: Yaya y Lela, mi tía abuela , y pienso que Lala se decidió a repartir el dinero por necesidad o por demanda del marido de Lela.
Al fondo del terreno ,justo en la esquina de Superí y Correa, , había un árbol de níspero, allá lejos, vivían mis amigas
imaginarias, las ardillas Clementina y Juliana. Pero Minda no era
imaginaria, era real. Hablando de la venta de la casa, como íbamos a mudarnos a un ph en Florida, frente a la estación Padilla, que era mucho más chico que la casa, pero tenía terraza y un pequeño patio, Yaya decidió que no llevaríamos a Minda. Tamopoco conozco la razón exacta, si fué idea de Yaya, que con su manía por la limpieza no podía concebir tener un gato en tan poco espacio, o porque la nueva vecina que tendríamos, que vivía en la casa de adelante (eran 3 ph, nosotros ocuparíamos el del medio, en la mitad del pasillo) también era fanática de la limpieza, y le habría dicho que no llevara animales. El tema es que fuera cual fuera la causa, había que dejar a Minda. Seguramente me habrán dicho que la volvería a ver y que la iría a visitar, pero los chicos son chicos pero no tontos. Fuí con Yaya a llevarla en un canasto, a lo de un vecino que se apellidaba Rubio, y era enfermero, que la adoptaría. Me acuerdo de ese momento vagamente, pero el dolor debe haber sido enorme. A la noche, Minda volvió a casa. Yaya fué implacable y la volvió a llevar. Nunca más vi a Minda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario